Controlando a los adictos a los mensajes
Aquellos que no sueltan el móvil jamás tienen los días contados. Las esposas Textercuffs evitarán que sigan ignorando conversaciones o pasándose niveles en el baño.
Al anular su dedo pulgar, las conexiones neuronales se desorientan y podremos ver que el espécimen intenta pulsar cosas al aire. No os asustéis, es normal: necesitan un tiempo de adaptación.
Una vez transcurrida esa etapa, podrán concentrarse en desarrollar labores psicomotrices básicas e incluso mantener una conversación con algo más que monosílabos. Captar su mirada será difícil los primeros días por la dificultad de sus retinas para concebir una realidad sin píxeles; es recomendable no ofrecerle objetivos móviles para que su confusión no aumente.
Esto sólo sirve a modo de orientación. Por supuesto, cada paciente responde de forma diferente a los estímulos, así como babea en cantidades también diferentes; no podremos evitar aplicar el método de ensayo y error aderezado con un mucho de paciencia.
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